Por Xavier Borràs
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Fuente: Kiosko Teatral / website |
El teatro colombiano, como el de toda Latinoamérica, se inició con la influencia dejada por Castilla en el período colonial, que se mantuvo hasta la mitad del siglo xx. Las características de las obras respondían a los entremeses del teatro castellano y se complementaban con la presencia de compañías de zarzuela, provenientes muy esporádicamente de la península. Hasta los inicios de la década de los años cuarenta del siglo pasado no se generó lo que se denomina el nuevo teatro colombiano, que creció bajo la orientación de maestros extranjeros (Seki Sano, Jerzy Grotowski, entre otros), y se caracterizó por el montaje de obras europeas. Este período fue el inicio de una dramaturgia que reflejaba en sus argumentos aspectos de la problemática social y histórica del país. Monte Calvo, de Jairo Aníbal, Niño, la agonía del difunto, de Esteban Navajas, Guadalupe años sin cuenta, creación colectiva del Teatro Candelaria y Los papeles del infierno, de Enrique Buenaventura, son las piezas más representativas de este período.