“¿Cuál será nuestra definición? Hemos visto que el actor es el único artista sin hogar propio. Esto nos anima a colocarlo en el teatro. Hemos visto que cada arte que ocupa el escenario es gobernado por la acción, que es nada más que el actor en movimiento: esto nos lleva a verlo como el “correcto habitante de la venerable torre”. Hemos visto sobre todo – y esto es sobre todo decisivo- que el actores el único artista eternamente presente en el teatro.” Etienne Decroux
Cuando se nos pidió hablar de la Creación del Personaje para el teatro gestual resultó ineludible apelar a la memoria de un grupo y de sus directores, Juan Carlos Agudelo y Diana Lucía León, pues la mirada que hoy día la Casa del Silencio tiene sobre este asunto sobrepasa las meras formas aprehendidas por sus directores y luego re-significadas en la experiencia creadora con el grupo y, a su vez, en la prácticas pedagógicas de los mismos. Pero antes de hablar del personaje es importante introducir los aspectos generales del lenguaje, ¿qué es el teatro gestual?, como grupo hablamos y construimos un teatro del silencio, el gesto y el
movimiento, un teatro en el que el actor vuelve a su naturaleza humana para servirse de aquello que le es absolutamente natural: su cuerpo como mecanismo imprescindible en la comunicación y, en este caso, en la expresión artística. Nuestro lenguaje se cimienta en la técnica del Mimo Corporal Dramático, creada por el maestro Decroux en los años 30, esta técnica se entiende como el vehículo mediante el cual el cuerpo del actor puede alcanzar un alto grado de plasticidad, proyección y estilización para la representación, con el fin de articular el pensamiento y la acción en la búsqueda de una presencia corporal, reflexiva y poética. Afirma Decroux, “aquellos que definen el teatro como una ‘síntesis de todas las artes’ tienen ya su respuesta”, expuesta claramente en nuestro epígrafe. Y si es el actor el centro del lenguaje teatral, su cuerpo será el instrumento eficaz que le permitirá expresar su intención artística; sin embargo, su cuerpo y su acción se traducen en síntesis poética puesta en escena. Partimos de un material que está expuesto en algunos casos en la misma realidad y, en otros, en la simbolización que algunos dramaturgos han hecho ya de esa realidad; así, el oficio del actor se convierte en síntesis hecha teatro vivo, que servida de la metáfora, el ritmo y la poesía logra condensar un sentido y desarrollo dramático.