Por Gibrán Jalil Gibrán
En el jardín de un hospicio conocí a un joven de rostro pálido y hermoso, allí internado.
Y sentándome junto a él sobre el banco, le pregunté:
-¿Por qué estás aquí?
Me miró asombrado y respondió:
-Es una pregunta inadecuada; sin embargo, contestaré.
-Mi padre quiso hacer de mí una reproducción de sí mismo; también mi tío.
-Mi madre deseaba que fuera la imagen de su ilustre padre.
-Mi hermana mostraba a su esposo navegante como el ejemplo perfecto a seguir.
-Mi hermano pensaba que debía ser como él, un excelente atleta.
-Y mis profesores, como el doctor de filosofía, el de música y el de lógica, ellos también fueron terminantes, y cada uno quiso que fuera el reflejo de sus propios rostros en un espejo.
-Por eso vine a este lugar. Lo encontré más sano. Al menos puedo ser yo mismo.
Enseguida se volvió hacia mí y dijo:
-Pero dime, ¿te condujeron a este lugar la educación y el buen consejo?
-No, soy un visitante -respondí.
-Oh -añadió él
-tú eres uno de los que vive en el hospicio del otro lado de la pared.
Nota: Este texto me lo compartió mi curiosa amiga Monica Andrea :D
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